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Nuestra boda: del sueño a la realidad


El 2023 será, sin duda, uno de los años más memorables para nosotros. El 6 de mayo, Javi y yo nos dimos el "sí, quiero" en el Sagrario, junto a la Catedral de Granada. Una ceremonia muy emotiva gracias a un cura entrañable, un coro que tocó el corazón de todos los presentes y, lo más importante para nosotros, pudiendo contar con toda nuestra familia y amigos.

Pero nuestro recorrido hasta el altar comenzó mucho antes… nos conocimos después del confinamiento, coincidimos en Granada gracias a unos amigos en común y fue un flechazo para ambos. Después de un año de relación a distancia (Alicante - Granada) en la que todo iba genial, fuimos a la boda de nuestros amigos Marina y Jose. Se respiraba tanto amor entre ellos que los dos pensamos lo mismo: nosotros también estábamos decididos a casarnos y formalizar nuestro compromiso por una vida juntos.

La pedida no fue “de película”: estábamos hablando en una videollamada y Javi dijo “¿Y si nos casamos el año que viene? Reservamos la fecha y ya tendremos la pedida”. Los dos nos entusiasmamos, y dicho y hecho: a la semana siguiente ya teníamos iglesia y finca. No fue hasta unos meses más tarde, el día de su cumpleaños y en el sofá de casa, que me dio el anillo. Fue un momento precioso, no nos hacía falta más. El 20.07.2023, un día que recordaremos siempre.


¡Y empezamos con los preparativos!

Fueron unos meses mágicos, especialmente las escapadas a Madrid con mi madre, mi tía María y mis hermanas Mariví, Marta y Pilar. Han sido momentos que guardaré por siempre en mi corazón.


Cuando se trata de bodas, el vestido de la novia suele ser el centro de atención, y con buena razón. Si bien todos tienen su opinión sobre qué estilo debería ser el "perfecto", yo tenía muy claro lo que quería.


Valenzuela, la diseñadora del vestido, hizo realidad mi visión. No tenía clara la idea, sólo sabía que quería un vestido desmontable: primero cerrado y luego escote, y una cola con tela diferente. Y así fue. Una maravilla.

Mi vestido estaba confeccionado en un tejido de crepe doble con un cuerpo impecable, haciendo gala de ese clásico escote cuadrado que tanto adoro, complementado por un sensual escote en la espalda, adornado con una hilera de botones. Pero lo que realmente hacía que el vestido destacase era un chaleco de seda salvaje y gasa. Con su escote perkins y hombreras pronunciadas, daba paso a una capa de seda salvaje que se fundía con la cola del vestido. Esa cola de 2,5m, terminada en volantes, no era algo que vieses todos los días. Durante el cóctel, decidí cambiar un poco el look, dejando atrás el chaleco y mostrando el vestido en su forma más pura y sencilla. Pero la noche estaba aún joven, y para la fiesta, un fajín de flecos de cristal se convirtió en el compañero perfecto para mi vestido, brillando y moviéndose conmigo en cada paso en la pista.


El día de la boda.


El sábado, 6 de mayo 2023, fue un torbellino de emociones y de compartir risas, bailes y abrazos con 370 seres queridos. Amaneció con un sol resplandeciente que solo reflejaba las ganas que teníamos de vivir ese gran día. La noche anterior había dormido en mi casa con toda mi familia, hacía siglos que no estábamos los seis solos: papá, mamá y mis tres hermanas. Fue muy bonito pasar esa noche y los preparativos con ellos, recordando momentos de nuestra infancia.

Nos despertamos a las 7 am con los nervios a flor de piel, y empezamos con el maquillaje y el peinado. Cuando me visten no puedo evitar que se me caigan las lágrimas, así que hay que retocar el maquillaje y salimos hacia la iglesia. El momento de más nervios y emoción de mi vida es cuando cojo a mi padre del brazo y empiezo a andar por el altar… creo que nunca he llorado tanto.

Entré a la iglesia con una canción que tenía clara desde que era pequeña: Canon de Pachelbel, y Javi con Los Chicos del Coro. No podía ser más feliz de tener a toda la gente que quiero y al hombre de mi vida esperándome en el altar acompañada con la voz de un coro de 30 niños cantando para nosotros, un sueño.

Salimos de la Iglesia, ¡recién casados! Carolina Bouquet había hecho un trabajo increíble con mi ramo y las columnas de la iglesia, que después llevaron a la finca.

Ya en el cóctel, amenizado por el grupo “Los Tocayos” bailamos la canción “Todos los besos” saludando a nuestros invitados. Los dos estábamos más relajados después de todas las intensas emociones vividas y empezaba la celebración de forma más distendida. Solo veíamos sonrisas a nuestro alrededor, no podíamos ser más felices. Aunque es verdad eso de que los novios no comen mucho durante su boda... se pasa el tiempo volando.

Entramos al banquete con “Don’t stop me now” de Queen con todo el mundo agitando las servilletas, fue increíble. En las mesas pusimos algunos detalles para los invitados: notas personalizadas, gafas de sol, cámaras desechables, baberos para las futuras (¡once!) mamás, botellas de Jagger, tequila y limoncello con un encargado por botella para animar al resto ¡Fue muy divertido!

Uno de los momentos más entrañables y que esperaba con ilusión fue el baile con mi padre. Elegimos un clásico valls, "Danubio Azul". Y luego Javi y yo continuamos con "L-O-V-E", un recordatorio de que lo más importante es nuestro amor.

¡Y tan solo unos minutos después empezó la fiesta! Los dos somos muy bailongos y nos encanta darlo todo. Y en nuestra boda no iba a ser menos.


Teníamos muy claro desde el primer día que queríamos a MySound, lo habíamos visto en otras bodas y nos encantó.


Mientras empezaba a animarse la fiesta, todos pasaron por GranaGlitter a maquillarse con purpurina y piedritas: un exitazo entre los invitados.

Bailamos hasta que nos dolían los pies, y por eso pusimos babuchas marroquíes para las invitadas que no quisieran llevar tacones, ¡no había excusa para no darlo todo! Había fuegos fríos, bengalas, láser… sin duda el mejor día de nuestra vida.


Y un detalle que añadió aún más magia a nuestro gran día fue el reconocimiento en la edición otoño-invierno de Hola Novias. Ver nuestra historia allí fue como vivir el sueño una vez más. Una sorpresa que nos llenó de emoción y orgullo.

¡Y por supuesto no me puedo olvidar de las invitadas! No es sorpresa para aquellos que conocen la calidad y el diseño de Mimage, que muchas de ellas nos eligieran para el gran día. Para mí fue un orgullo ver a mis hermanas, a mis familiares y a mis amigas más cercanas disfrutar y compartir este día conmigo vestidas de Mimage. Y debo decir que todas estaban espectaculares.

La elección de los proveedores fue crucial. Bea Abad, la maquilladora, me hizo sentir radiante. Cortijo La Alameda, con su encanto natural y flores por doquier, fue el escenario perfecto. Y Leticia, nuestra wedding planner, hizo que todo fluyera con facilidad y elegancia. Maquica y Laura, fotógrafa y videógrafa respectivamente, supieron captar cada momento especial. Las creaciones florales de Carolina Bouquet, no solo adornaban sino que narraban una historia. Mi ramo, desbordante de colores alegres y vivos, representaba el espíritu de nuestro amor: brillante, vibrante y eterno. Las columnas decorativas eran testimonio de una promesa: alta y fuerte como el amor que nos unía.


Un agradecimiento especial a todos los proveedores que hicieron este sueño posible:

Maquilladora: Beatriz Abad

Vestido: Valenzuela

Zapatos: Flor de Asoka

Iglesia: El Sagrario de la Catedral de Granada

Coro y Violinista: Santa María del Llano, Ogíjares.

Cubre tacones: Los Manolitos

Grupo de música: Los Tocayos

Videógrafa: Laura Alós

Glitter bar: GranaGlitter Corner

Pendientes: Miguel Muñoz

Diadema fiesta: My.Lov

Papelería: Bea Arcelus

Pulseras de regalo ONG: Mapayuda.org

Traje novio: Miguel Olmedo

Traje madrina: Lagasca 67

Pajes: Labubé


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